Este deporte náutico consiste en completar un recorrido en el menor
tiempo posible, desplazándose sobre el agua en embarcaciones impulsadas
únicamente por la fuerza del viento sobre sus velas: los veleros,
capaces de alcanzar grandes velocidades. La navegación a vela, como
deporte, puede ser de recreo o de competición. Existen tres modalidades
principales de competiciones de vela: triángulos olímpicos, regatas y
regatas oceánicas. Los regatistas, que se enfrentan a condiciones
meteorológicas cambiantes, deben planificar estrategias para adelantar a
los demás competidores. Dependiendo de la dirección del viento emplean
tácticas distintas. Hay veleros de muchos tipos, y el tamaño, la forma y
el peso de la vela influyen en su rendimiento. Algunos están diseñados
para alcanzar grandes velocidades y cambiar de rumbo rápidamente en las
regatas cortas; otros, para soportar cruceros oceánicos largos y arduos.
Los buenos navegantes conocen el funcionamiento de sus barcos hasta el
último detalle. Rectificar el rumbo de un barco rápidamente o cambiar
las velas requiere una gran habilidad, tanto si se navega en solitario
como si se navega con una tripulación.
Competiciones
Triángulo olímpico
Las regatas olímpicas se disputan por equipos. El recorrido, en forma
triangular, está marcado por boyas. Los veleros deben tomar las boyas en
un orden determinado. La distancia entre las boyas varía según el tipo
de veleros que participen en la regata.
Regatas
Las regatas suelen celebrarse en aguas del litoral, lagos o lagunas. Los
regatistas intentan superar a sus competidores en un recorrido marcado
por boyas. Las rutas se planifican de manera que los navegantes puedan
utilizar las técnicas de navegación más avanzadas.
Regatas oceánicas
Las regatas oceánicas consisten en completar una ruta oceánica entre dos
puntos en el menor tiempo posible. La Europa 1 Star, por ejemplo, va
desde PIymouth, en Gran Bretaña, hasta Newport, en Rhode Island, Estados
Unidos. Esta regata en solitario está repleta de aventuras. El
regatista debe elegir la mejor ruta para evitar no solo las tormentas,
sino también las zonas sin viento. Una vez en alta mar, el navegante no
recibe ayuda ni apoyo de ningún tipo.
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